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La seguridad alimentaria es nuestra herramienta de futuro

Agrobío desarrolla una estrategia eficaz de control biológico para combatir el trips de la cebolla

Jacinto Castillo entrevista a José Antonio Santorromán, Gerente de Agrobío.

Agricultura2000 p.14-15 – nº 200 Julio/Agosto de 2017

En 2007 la agricultura almeriense se enfrentó a una dura prueba. Europa pedía seguridad alimentaria y la única solución era el control biológico. Han pasado diez años y los agricultores almerienses son ahora expertos en este concepto. Agrobío ha sido arte y parte en esta transformación.

En una entrevista a fondo emitida en el espacio Ser Agricultor (Cadena Ser Provincia de Almería), José Antonio Santorromán analiza el papel desempeñado por el control biológico y la biopolinización en el modelo agrícola almeriense, con sus luces, que son muchas y sus sombras, que no pueden ni deben obviarse.

_Una década de control biológico generalizado ¿han convertido al modelo agrícola almeriense en otro fenómeno diferente?
_Si. Podemos hablar claramente de un antes y un después de la agricultura intensiva almeriense. E incluso, de la mundial. Este es un fenómeno que en su día supuso cambiar de un sistema a otro. El control biológico ha incorporado una herramienta importantísima al modelo de producción de Almería, que le ha permitido que se coloque en el top de la agricultura intensiva mundial.

Almería producía muy bien, con calidades extraordinarias, pero tenía un punto débil: le faltaba la confianza de los mercados. Yo creo que los mercados europeos, que son el principal destino de nuestros productos, ya se sienten seguros en relación a nuestros productos. Estoy convencido de que la seguridad alimentaria será nuestra herramienta de futuro.

“Los mercados europeos ya se sienten seguros respecto a nuestros productos”

_¿La próxima revolución verde en qué podría estar basada?
_Sabemos cuál fue la primera Revolución Verde. Fue la que tuvo lugar en los años 60 y que quitó el hambre en muchos lugares del mundo de la mano de la fertirrigación, la maquinaria o el control químico… Pero, tenía una asignatura pendiente como es el uso reiterado de productos químicos el cual rompió los equilibrios naturales. La segunda Revolución Verde llegó cuando hemos asumido que debemos ser respetuosos con el medio ambiente. Entonces aparecieron los enemigos naturales. A veces, todos esperamos soluciones milagrosas, pero las cosas hay que trabajarlas mucho. Hablamos ya de las futuras revoluciones, pero lo cierto es que estamos sólo en el comienzo. Hablar de la próxima revolución consiste en seguir avanzando. Hemos emprendido un camino claro, y lo que tenemos que hacer es insistir en esta linea y trabajarla mucho. La auténtica Revolución Verde consistiría en llegar con el control biológico a la naturaleza, al medio forestal, al campo abierto.

_El esfuerzo de los agricultores y de las empresas como Agrobío han cambiado las cosas, pero ¿los mercados son conscientes de esta transformación en todo lo que supone?
_A título particular, Agrobío recibe visitas para fomentar el conocimiento sobre las virtudes actuales de nuestro modelo. Pero falta una labor de transferencia de lo que se hace aquí que realmente llegue a los mercados, a los consumidores y a la sociedad en general. Aún existe una gran desconexión entre la sociedad y nuestra agricultura. En este sentido, tenemos que hacer autocrítica todos, porque no basta con hacer las cosas bien sino que, paralelamente, es necesario darlas a conocer. Eso es algo que debemos hacer entre todos los agentes que intervenimos en este modelo.

_¿El concepto residuo 0, es sólamente un mensaje comercial?
_Hoy se puede entender así, pero, en realidad se trata de una filosofía de trabajo. El objetivo final consiste en conseguir la seguridad alimentaria totalmente garantizada. Estoy convencido de que este es un objetivo irrenunciable para el sector. Y si además es atractivo…

_¿Cómo se contempla el futuro del control biológico y la biopolinización desde la experiencia acumulada por Agrobío?
_No sólo desde nuestra experiencia local, que la tenemos y es muy cercana. Si no a nivel internacional. Hoy en día en cualquier foro al que acudamos la idea general es seguir adelante en control biológico. Todos vamos en la misma dirección.

Aunque a lo largo de más de veinte años Agrobío haya fraguado un sólido equipo profesional, es imposible disociar la dimensión personal de José Antonio Santorromán de la identidad de esta empresa biotecnológica almeriense. Su talante y su iniciativa siguen siendo motor de Agrobío.

_I+D, espíritu pionero, visión empresarial… qué más podría explicar el posicionamiento de Agrobío en el sector biotecnológico almeriense?
_En este sector, todo parte de un conocimiento previo. Somos muy pocas empresas y nuestro mayor capital es el conocimiento. Eso es lo que nos permite crecer y resolver temas. Aquí no sirve de nada comprar tecnología porque no existe previamente. La clave fundamental y casi única se llama I+D. Ésta es la base esencial del crecimiento de una empresa, sin su concurso no se puede ir a ninguna parte. Coincidiendo con la generalización del control biológico decidimos apostar muy fuerte por ese departamento. Hoy día, tenemos un equipo que está dando soluciones y esto nos enriquece como empresa biotecnológica aplicada a la agricultura. Personalmente creo que en este sector se pueden conseguir logros muy rentables. Investigar no significa exclusivamente dedicar años y años a estudios y ensayos. La investigación aplicada también puede resultar una inversión rentable.

“El conocimiento es nuestro mayor capital”

_Cuando nace Agrobío, la biopolinización y el control biológico eran una utopía. Una locura para algunos incluso.
En ese sentido hay que distinguir dos temas: la biopolinización y el control biológico. La polinización con abejorros se dio a conocer muy rápido, se probó y enseguida generó curiosidad. El agricultor vio que funcionaba y el abejorro se convirtió en un insecto importante. Se pagaban colmenas por encima de las 20.000 pesetas porque el agricultor valoraba esa nueva solución.

Con el control biológico no sucedió lo mismo. Las empresas que nos dedicábamos a proyectos de esa índole tuvimos que crear departamentos para desarrollar tecnología y acumular experiencia. La fauna auxiliar no fue capaz de imponerse en un principio, porque el uso de sustancias químicas estaba muy asentado. Existía la creencia de que estas técnicas eran para países nórdicos y que en el sur las plagas eran más difíciles de controlar con auxiliares. El cambio al control biológico fue, en realidad una conquista del consumidor. Y Almería ofreció una respuesta inmediata.

Fuente: Jacinto Castillo / Agricultura2000 / ALMERÍA

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